Agosto invernal

viernes, 28 de agosto de 2009



Mientras avanzo asfalto, veo derretirse los edificios sobre las aceras, sobre los árboles, sobre las plazas. Gota a gota, chorrean por sus fachadas como el sirope de un helado dejado al descuido.

Asfixiada, tomo una ducha y salgo a la calle buscando alivio, brisa. Nada. Madrid es hoy especialmente asfixiante y a Cibeles y a Neptuno se la suda este calor. Tienen el chapuzón asegurado bajo sus pies y, con permiso de agosto, atrapan a los descuidados en una red de film transparente.

Caigo, y esta sensacion de Polietileno vuelve el verano más intenso sobre mi piel. Intento escapar blasfemando en Celsius, pero sólo consigo sumar desesperación y restarme energía, así que me resigno y repto enfundada tratando de llegar al oasis más cercano.

El Retiro me observa en silencio y, exhausta, ruedo empujada por las zancadas de los corredores que me trasladan a ningún lugar por el extrarradio del parque. No hay ni rastro de alivio en mi camino, así que me rindo al vaivén que me mece y, finalmente, a Morfeo.

Un susurro me despierta. Es mi nombre. Es tu aliento. Son tus labios que me han encontrado al caer la media noche. Un sonido metálico anuncia el cierre del parque y mi boca se abre en un asombro tan grande como el de mis ojos. Intento balbucearte que corramos antes de que sentencie la cancela, pero tú, que has escondido nuestros cuerpos concienzudamente, cierras mi perplejidad con una mirada serena y cómplice.

El roce de tu voz en mi cerebro y el de tus labios en mi lóbulo despiertan poro a poro mi hemisferio derecho. Un mordisco en la barbilla te sirve como nexo en tu camino hacia mi otra mitad. Vas a tocar diana y todos mis poros están ahora a merced de los designios de tu piel. Me prendes y fundo cada milímetro de la red que me envolvía. Mi piel necesita tocarte y todo mi cuerpo conjura en pos de la redención de tu ropa.

Te abrazo, en armonía con un gemido menor, disonante y descendente y recorro la sensualidad de tu silueta con deleite. Entonces me muerdes. Te beso. Me lames. Te toco. Suspiras. Me excito. Te enciendes. Me quemas. Te ansío. Me tocas. Me muerdo. Me matas. Te quemo. Me imploras. Te ruego. Me esperas. Exhalo. Te aferras. Exploto, explotamos. Explotas, exploto, explotamos, explotas...

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Caemos



Se apagan las llamas y un escalofrío polar recorre mi cuerpo de pies a cabeza para dejarme una sensación por fin antártica.

-Tengo frío.

Me abrazas.

Y entonces, comprendo que para hacer de agosto enero, sólo me faltas tú.

Cosas que hacer antes de morir:

miércoles, 26 de agosto de 2009
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V i V i R


Delicias de Ajo

miércoles, 5 de agosto de 2009




Micropoemas de Ajo y Cocoe Studios para La Sexta (II parte)