I wanna be Miss Wrong

miércoles, 27 de junio de 2012

Quítame la razón. Mejor aún: arráncamela. Extírpala con un láser potente, con el mejor: con la luz, la luz de la Verdad. Ni la tuya ni la mía, la Verdad.

Me creerías si te digo que no pegué ojo. ¡Qué calor tan asfixiante! Imposible dejarse abrazar por la almohada, ¿verdad? Mentira. O verdad al 2%. El resto eres tú o la proyección de ti sobre esta cabeza sofocada a la que quitas el sueño. ¿Es la sombra en la caverna de Platón? ¿Son mis ganas de estar equivocada? 

Maldita intuición. Malditos avances: en lugar de llevar el presente hasta el futuro, arrastran las tinieblas del pasado hasta el ahora. La imaginación hace el resto. Las manos, también. Prefiero pensar que no porque todas las piezas encajen, significa que el puzzle está completo. Puede que sólo sea mi prisma... ¿Y si veo nada más que una esquina? ¿Y si mi puzzle muestra un rincón oscuro y es, sin más, un punto negro en una explosión de color?

Mis ganas. Mis ganas de tener miopía, astigmatismo, vista cansada. Todo a la vez. El anhelo. De que el paisaje negro que muestran mis cuatro piezas no signifique nada estando aislado. Tanto, que ni siquiera sea por sí.

Joder. Ven y dime que es mentira. Que soy una paranoica. Que estoy equivocada. Que mi mierda ha sido mentira siempre. Que ha sido mentira toda. Que toda es mentira. Mentira. Siempre. Toda. Ven.