A.D.P.

sábado, 9 de agosto de 2008
“-Quizás no vuelva.
-No sabes las cosas que yo puedo hacer con un “quizás”.

A R no le gustaba enterarse de que se estaba metiendo en algo hasta que ya estaba dentro, y que no le dijeran que era el final de la historia hasta que ya pasó. Bueno, ya pasó. Pero hay historias que se resisten a terminarse por mucho que uno le ponga un fin al final de la página, o se tatúe una lágrima en la piel. Hay historias grandes y pesadas que uno lleva durante un tiempo en la maleta y, cuando por fin consigue sacarlas y dejarlas atrás, uno se da cuenta de que han dado de sí a la maleta y que han dejado un espacio más amplio para que la próxima vez te puedan caber muchas cosas más. R no tenía nada con qué llenarla todavía, tan sólo un auto robado por el que le habían dicho que no sacaría más de diez mil euros en Hungría. Y no sabía si en algún lugar estaba escrito que él y ella se iban a volver a encontrar, pero pensó que precisamente lo lindo era que ni él ni nadie lo sabían.”


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A.D.P.